jueves, 22 de enero de 2015

Gregorio Nacianceno


Gregorio Nacianceno (Nacianzo, Capadocia, Imperio romano; 329-ibíd., 25 de enero de 389), también conocido como Gregorio de Nacianzo o Gregorio el Teólogo, fue un arzobispo cristiano de Constantinopla del siglo IV. Está ampliamente considerado como el más completo estilista retórico de la patrística. Como orador y filósofo formado en la tradición clásica, introdujo elementos helenísticos en la iglesia primitiva, estableciendo el paradigma de los teólogos y eclesiásticos bizantinos.
Gregorio influyó significativamente en la forma de la teología trinitaria tanto en los padres griegos como latinos, y es recordado como el «teólogo trinitario». Gran parte de su obra teológica sigue influyendo en los tratados modernos, especialmente en relación con las tres personas de la Trinidad. Junto con Basilio el Grande y Gregorio de Nisa, es conocido como uno de los Padres Capadocios.
Gregorio es un santo tanto para la iglesia católica como para la ortodoxa. La iglesia católica lo incluye entre los Doctores de la Iglesia; entre los ortodoxos orientales y las iglesias orientales católicas es reverenciado como uno de los Tres Santos Jerarcas junto con Basilio el Grande y Juan Crisóstomo. En el santoral católico la festividad de Gregorio Nacianceno se celebra el 2 de enero.

Las contribuciones teológicas más significativas de Gregorio surgen de su defensa de la doctrina nicena de la Trinidad. Destaca especialmente por sus contribuciones en el campo de la pneumatología, esto es, la teología referente a la naturaleza del Espíritu Santo. A este respecto, Gregorio es el primero que usó la idea de procesión para describir la relación entre el Espíritu y las demás personas de la Trinidad: «El Espíritu Santo es verdaderamente Espíritu, viniendo en verdad del Padre pero no de la misma manera que el Hijo, pues no es por generación sino por procesión, puesto que debo acuñar una palabra en beneficio de la claridad». Aunque Gregorio no desarrolla plenamente el concepto, la idea de procesión permanecería en la mayor parte del pensamiento posterior sobre el Espíritu Santo.
Enfatizó que Jesús no dejó de ser Dios cuando se hizo hombre, ni perdió ninguno de sus atributos divinos cuando tomó la naturaleza humana. Es más, Gregorio afirmaba que Cristo era perfectamente humano, con un alma perfectamente humana. Igualmente proclamó la eternidad del Espíritu Santo, diciendo que las acciones del Espíritu Santo estaban de alguna forma ocultas en el Antiguo Testamento, pero se hicieron más claras desde la ascensión de Jesús al Cielo y el descenso del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés.
En contraste con la creencia neo-arriana de que el Hijo es anomoios, o «distinto» del Padre, y con la afirmación semiarriana de que el Hijo es homoiousios, o «como» el Padre, Gregorio y sus compañeros capadocios sostuvieron la doctrina nicea de homoousia, o consubstancialidad del Hijo con el Padre. Los Padres capadocios afirmaron que la naturaleza de Dios es incognoscible para el hombre; ayudaron a desarrollar el término hipóstasis, o tres personas unidas en un solo Dios; ilustró cómo Jesús es el icono, la imagen, del Padre; y explicó el concepto de theosis, la creencia de que todos los cristianos pueden asimilarse con Dios en «imitación del Hijo encarnado como el modelo divino».
Algunos de los escritos teológicos de Gregorio sugieren que, como su amigo Gregorio de Nisa, pudo haber apoyado alguna variación de la doctrina de la apocatástasis, la creencia de que Dios pondrá toda la creación en armonía en el Reino de los Cielos. Esto llevó a algunos universalistas cristianos de finales del siglo XIX, en particular J. W. Hanson y Philip Schaff, a describir la teología de Gregorio como universalista. Este punto de vista de Gregorio también lo sostienen algunos teólogos modernos, como John Sachs que dijo que Gregorio tenía «inclinaciones» hacia la apocatástasis, pero de una manera «cauta, no dogmática». Sin embargo, no queda claro ni es universalmente aceptado que Gregorio sostuviera la doctrina de la apocatástasis.
Aparte de varios discursos teológicos, Gregorio es también uno de los más importantes hombres de letras del primer cristianismo, un orador muy dotado, quizá uno de los mejores de su época, y también un poeta muy prolífico, habiendo escrito varios poemas sobre temas teológicos y morales y algunos con contenido biográfico sobre él y sus amigos.

Debido a la tendencia de Gregorio Nacianceno a comentar aspectos de su vida personal dentro de sus obras, éstas son fácilmente fechables y muestran claramente la evolución de su pensamiento.
Sus discursos (Orationes: las abreviaremos como "Orat.") fueron organizados de manera cronológica para su publicación integral por Tillemont y Maurini: abarcan la vida del Nacianceno desde 362 al 383. En total eran 44 (con uno finalmente rechazado por espurio). La edición de Migne los publicó en los volúmenes 35 y 36. La edición crítica ya con solo los 43 discursos comprobados como auténticos está publicada por Sources Chrétiennes. Se han notado retoques hechos por el autor que implican que Gregorio pensó en la publicación de estos discursos. Rufino de Aquileya fue uno de los primeros en traducir algunos de estos discursos al latín. En el primero de ellos pide disculpas por huir tras la ordenación sacerdotal. En el segundo habla del sacerdocio con un texto que claramente influyó en la obra posterior de Juan Crisóstomo, los Seis libros sobre el Sacerdocio. Los famosos discursos teológicos sobre la Trinidad se encuentran con los números 27-31 de Migne: el título fue sugerido por el mismo Gregorio (cf. Orat. 28, 1). Los discursos que dedicó a combatir los ataques de Juliano el apóstata fueron pronunciados hacia el año 370 (cf. Orat. 4 y 5).
Sus cartas fueron recogidas por Migne en el volumen 37 de su Patrología griega. Aparecen 249 aunque con algunas espurias. Fechadas desde el año 359, muchas dirigidas a Basilio. Tres cartas teológicas sobre el apolinarismo han sido publicadas por Sources Chrétiennes en el vol. 208 de su colección.
Su obra poética se divide en Carmina dogmatica (38 poemas), carmina moralia (40 poemas), sobre sí mismo (99 poemas), sobre sus amigos (8 poemas), epitafios (129 poemas) y epigrammata (94 poemas). Todos en el volumen 37 de Migne. Un poema sobre la Pasión de Cristo es considerado apócrifo (cf. SC vol. 149.), pero ha dado lugar a controversias debido a que autores como Francesco Trisoglio o André Tuilier sostienen en cambio que sí es obra del Nacianceno.
Junto con Basilio hizo una recolección de textos de Orígenes llamada la Filocalia. Además del tema de la apocatástasis ya tratado anteriormente, otro punto de contacto del Nacianceno con Orígenes es su valoración positiva del uso de la cultura clásica en el cristianismo. La comparación usada por este último al mencionar que así como los judíos se llevaron los tesoros de los egipcios en su huida, así los cristianos pueden tomar de la cultura greco-latina lo necesario para la propagación del evangelio, es usada también por Gregorio Nacianceno en esta obra.

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