jueves, 18 de diciembre de 2014

El pórtico del misterio de la segunda virtud (Le Porche du Mystère de la deuxième vertu). Charles Péguy


El pórtico del misterio de la segunda virtud (Le Porche du Mystère de la deuxième vertu) es una obra poética de Charles Péguy (1873-1914), escrita entre 1911 y 1912, que precede al Misterio de los Santos Inocentes (Mystère des Saints Innocents, 1912) y sigue al Misterio de la caridad de Juana de Arco (Mystère de la charité de Jeanne d'Arc, 1910).
En esta obra, Charles Péguy cede la palabra a Dios que se expresa a través de la voz de la señora Gervaise en un largo monólogo. Entre las tres virtudes teologales (la Fe, la Esperanza y la Caridad), Péguy considera a la Esperanza como "la más difícil y la más agradable a Dios", siendo la Fe y la Caridad las más accesibles a los hombres. Es a través de la imagen de una "niña pequeña" como Péguy ve avanzar a la Esperanza "entre sus dos hermanas mayores". Simbolizada por la infancia, la Esperanza es la virtud que ve más allá del presente, aquélla que avanza en la inocencia, con seguridad, hacia el porvenir.

La pequeña Esperanza avanza entre sus dos hermanas mayores
y no se la tiene en cuenta sólo a ella.
Por el camino de la salvación, por el camino carnal, por el camino
áspero de la salvación, por la ruta interminable, por la ruta
va la pequeña Esperanza entre sus dos hermanas.
Camina
entre sus dos hermanas mayores.
La que está casada.
La que es madre.
Y no se le presta atención, el pueblo cristiano sólo atiende
a las dos hermanas mayores.
La primera y la última.
Que van al más agobiado.
Al tiempo presente.
Al instante momentáneo que pasa.
El pueblo cristiano no ve más que a las dos hermanas mayores,
sólo mira a las dos hermanas mayores.
La que está a la derecha y la que está a la izquierda.
Casi no ve a la que está en medio.
La pequeña, la que va aún a la escuela.
Y que camina.
Perdida entre las faldas de sus hermanas.
El pueblo cree de buena gana que son las dos mayores
las que llevan de la mano a la pequeña.
En el medio.
Entre las dos.
Para que haga el camino áspero de la salvación.
Los ciegos no ven que es al contrario.
Que es ella, la que está en medio, la que lleva a sus hermanas mayores.
Y que sin ella no serían nada.
Porque son dos mujeres ya envejecidas.
Dos mujeres de cierta edad.
Arrugadas por la vida.
Es ella, la pequeña, la que arrastra todo.


Él piensa con ternura en aquel tiempo en el que ya no estará.
Porque no se puede existir siempre.
No se puede ser y haber sido.
Y en el que todo marchará igual.
En el que todo no marchará peor.
Al contrario.
En el que todo no marchará sino mejor.
Al contrario.
Porque sus hijos estarán allí para lo que sea.
Sus hijos lo harán mejor que él, seguro.
Y el mundo marchará mejor.
Más tarde.
No se siente celoso por ello.
Al contrario.
Ni de haber venido al mundo en un tiempo ingrato
ni de haber preparado sin duda a sus hijos quizás
para un tiempo menos ingrato.
¿Qué insensato estaría celoso de sus hijos y de los hijos de sus hijos?
¿Es que no trabaja únicamente por sus hijos?
Piensa con ternura en el tiempo en el que ya no pensará
poco en si mismo a causa de sus hijos.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Girolamo Savonarola (1452-1498)



Girolamo Maria Francesco Matteo Savonarola (Ferrara, Italia, 21 de septiembre de 1452 - Florencia, 23 de mayo de 1498) fue un religioso dominico, predicador italiano, confesor del gobernador de Florencia, Lorenzo de Médici, organizador de las célebres hogueras de vanidad (o "quema de vanidades") donde los florentinos estaban invitados a arrojar sus objetos de lujo y sus cosméticos, además de libros que él consideraba licenciosos, como los de Giovanni Boccaccio. Predicó contra el lujo, el lucro, la depravación de los poderosos y la corrupción de la Iglesia Católica, contra la búsqueda de la gloria y contra la sodomía, que él sospechaba que estaba en toda la sociedad de Florencia, donde él vivió.

Predijo que un nuevo rey Ciro atravesaría el país para poner orden en las costumbres de los sacerdotes y del pueblo. La entrada del ejército francés de Carlos VIII, en 1494, en la Toscana, región donde estaba Florencia, confirmó su profecía. Sus críticas violentas contra la familia que gobernaba Florencia en esos años, los Médici, acusándoles de corruptos, contribuyeron a la expulsión del Gobernador Piero de Médici por los florentinos en 1495. Sus ataques contra el Papa Alejandro VI le valieron, primeramente, la excomunión (es decir, la expulsión de la comunidad católica) y la prisión, y más tarde, tras haber sido liberado y conducido a Roma por los grandes comerciantes florentinos, la condena a la hoguera por un tribunal de la Inquisición y la inclusión de su obra en el índice de libros prohibidos.

Fue el tercero de los siete hijos del comerciante Nicoló di Michele dalla Savonarola y de Elena Bonacolsi, descendiente de la noble familia de los Bonacolsi, que fueron señores feudales de Mantua. Según costumbre de las familias acomodadas, éstos entregaron a varios de sus hijos a la Iglesia para que se educaran y fueran sacerdotes. El abuelo, Michele (1385 - 1468), era doctor y autor famoso en Medicina, médico del marqués Niccolò III de Este y de los gobernantes ferrarenses. Michele Savonarola, su abuelo, era un hombre profundamente religioso, estudioso de la Biblia, de costumbres sencillas y terminantes. En su vejez escribió folletos, como De laudibus Iohanni Baptistae, los cuales, junto con su educación y su estilo de vida, fueron muy importantes en la formación de Girolamo. Se encargó de su primera educación enseñándole gramática, música y, más tarde, dibujo. De los hermanos mayores, Ognibene y Bartolomeo, no se tienen noticias, mientras que de los otros hermanos, Maurelio, Alberto, Beatrice y Chiara, se sabe solamente que Alberto era médico y Maurelio era fraile dominico, igual que Girolamo.
Después de la muerte del abuelo, el padre, Niccolò, deseaba que estudiara Medicina. En un principio, Girolamo se mostró apasionado por los diálogos escritos por Platón, pero pronto se orientó hacia las enseñanzas del aristotelismo y de Santo Tomás.

Después de haber alcanzado el título de maestro, empezó los estudios de Medicina que, sin embargo, abandonó a los 18 años para dedicarse a la teología, el estudio de las doctrinas católicas. Escribió, en 1472, De ruina Mundi, y en 1475, De ruina Ecclesiae, donde compara la Roma del Papa con la antigua y corrupta Babilonia. Con este espíritu ingresó en el convento de San Agustín en Faenza, donde se convirtió en predicador. Posteriormente decidió entrar en la orden dominica, ingresando en el convento de San Domenico de Bolonia. Allí se enfrasca en el estudio teológico, y en 1479 se traslada al convento de Santa Maria degli Angeli. Escribió discursos en los que acusó a la Iglesia de todos los pecados. Los papas humanistas, que ayudaban y mantenían a los artistas, eran su blanco preferido. Sus fieles siguieron con devoción sus llamadas a la vida sencilla. Las misas de Girolamo Savonarola llegaron a juntar 15.000 personas. Decía que todos los males de este mundo se debían a la falta de fe; porque, cualquiera que tuviese fe, se daría cuenta de inmediato que es muy necesario obrar bien, porque las penas del infierno son infinitas. Según Savonarola, los poderosos de este mundo se sentían orgullosos de haber puesto fin a la vida sencilla de los siglos anteriores. Según él, los sacerdotes de esos tiempos eran los peores, porque hacían todo al revés de como deberían hacerlo; sólo les interesaban los bienes de este mundo, ya no cuidaban las almas ni les inquietaban los corazones de su pueblo, sino que sólo se preocupaban de obtener beneficios.
Finalmente, en 1482, la orden dominica le envió a Florencia. En sus discursos hablaba sobre la pobreza, la sobriedad y el carácter fuerte que los verdaderos creyentes deben tener. Su forma de hablar violenta y sus críticas excesivas acabaron por desesperar al pueblo, por lo que debió dejar Florencia en 1487. Regresó a Bolonia, donde se convirtió en maestro de estudios. En su vida en el convento se distinguió por sus rigurosos ayunos y penitencias, incluyendo el maltrato que se daba con el cilicio y practicando una absoluta frugalidad, comiendo y bebiendo muy poco.
Retornó a Florencia al Convento de San Marco, que abandonó para volver a Ferrara. En el convento de Santa Maria degli Angeli se dedicó con especial énfasis a la predicación después de haber estudiado técnicas para hacer discursos públicos.

En 1491, a la edad de 34 años, se le entregó la titularidad de la iglesia de San Marco en Florencia. Desde allí atacó al Papa Inocencio VIII como "el más vergonzoso de toda la historia, con el mayor número de pecados, reencarnación del mismísimo diablo".
Sus ardientes predicaciones, llenas de avisos proféticos, no eran extrañas en la época, pero sus profecías parecían cumplirse con los desastres que estaba viviendo la ciudad de Florencia en esos años, como por ejemplo la derrota contra los franceses, o el excesivo lujo de los ricos, que vivían rodeados de obras de arte, frente a miles de personas que vivían en la pobreza. En estas condiciones, la población se acercaba a Savonarola porque denunciaba todo esto. Otro desastre fue la epidemia de sífilis. Muchos llegaron a creer que Savonarola era el profeta de los "últimos tiempos".
La iglesia de San Marcos donde predicaba Savonarola fue conocida por su fanatismo. Savonarola no era un teólogo. No predicaba doctrinas. En su lugar, predicaba su idea de la vida cristiana. Afirmaba que un alma intachable era preferible a cualquier acto lujoso o ceremonia excesiva. Con sus críticas no intentaba hacer la guerra contra la Iglesia de Roma, sino que deseaba corregir sus pecados. Lorenzo de Médici, que gobernaba Florencia y mantenía con su dinero y con sus negocios a Miguel Ángel, también conocía a Savonarola. Se dice que Lorenzo llamó a Savonarola en su lecho de muerte en 1492 y Savonarola le maldijo, haciendo que Lorenzo terminase sus días, hasta el último suspiro, temiendo al infierno. Finalmente, Lorenzo y su hijo Piero de Médici se convirtieron en uno de los blancos de las predicaciones de Savonarola.

El rey francés Carlos VIII quiso hacer valer su derecho a gobernar Nápoles, por lo que decidió entrar en Italia con su ejército y pasar por Florencia. Savonarola le consideró un enviado del cielo para poner orden en el clero, que él consideraba impuro. El 8 de noviembre de 1494, en la Florencia invadida por el rey francés, estalló una sonada rebelión. Los gobernantes de la familia Médici fueron acusados y expulsados. Girolamo Savonarola, tras la expulsión de los Médici, surge como líder de la ciudad y comienza entonces a gobernar la República Democrática de Florencia, de carácter fuertemente religioso. Como ahora estaba en el poder, persiguió ferozmente a los homosexuales, las bebidas alcohólicas, el juego, la ropa indecente y los cosméticos. Savonarola ordenó a la policía que buscara por la ciudad cualquier cosa que permitiera la vanidad o el pecado como tablas de juego, libros que trataban de cuestiones sexuales, peinetas, espejos, perfumes y ropa indecente que fueron confiscados por la policía y echados a la llamada "hoguera de las vanidades", un inmensa hoguera que ardía en la plaza principal de la ciudad. También se quemaron cuadros y obras maestras del Renacimiento, libros de Petrarca y Bocaccio, libros de los antiguos escritores de la civilización romana y griega de incalculable valor, por ser considerados inmorales. La violencia dirigida por Savonarola se extendió por toda la República de Florencia, en un intento de obligar a los ciudadanos a que retornasen a unas costumbres sencillas.

En estas condiciones, se formó un grupo contrario al gobierno de Savonarola, llamado los arrabbiati o los enojados, que son derrotados en las calles por los seguidores de Girolamo. Los franciscanos fueron los mayores opositores a Savonarola, pues con sus predicaciones en la Iglesia de los dominicos, la iglesia franciscana de la Santa Cruz de Florencia pierde adeptos y se queda vacía; el monje Francesco de la Curia se convirtió en la punta de lanza de los críticos de Savonarola.
En esta época, sus ataques contra la familia española del Papa, la familia de Borja o Borgia, se vuelven todavía más fuertes, enemistándose definitivamente con el Duque de Milán y el Papa Alejandro VI.

Savonarola atacó a los Borgia acusándoles de pecadores. Su feroz ataque se centró en Rodrigo Borgia, que poco después llegó a ser Papa con el nombre de Alejandro VI. Savonarola atacó a los amigos de ese Papa, acusándoles de pecadores, incestuosos y mentirosos. Alejandro VI pidió a Savonarola que cambiara su actitud. Primero intentando sobornarle ofreciéndole el puesto de Cardenal. El fraile no aceptó, e incluso llegó a cuestionar la autoridad del Papa.

Irritado ante tantas críticas, el papa Alejandro VI amenazó a todos los habitantes de Florencia con la pena de entredicho, que significaba prohibir los sacramentos para todos los ciudadanos e impedir que los muertos se entierren en cementerios bendecidos, como era costumbre en esos años. Estas amenazas provocaron el terror entre el pueblo de Florencia. El 13 de mayo de 1497 Savonarola fue expulsado de la Iglesia. En febrero de 1498, Savonarola volvió a subir al púlpito de Santa María del Fiore (Catedral de Florencia) para demostrar antes que nada la invalidez de aquella excomunión, y arremetió con mayor violencia contra la corte de Roma y el Papa. En 1498 el Papa ordenó su arresto y ejecución. El 7 de abril de 1498 falleció Carlos VIII, el rey de Francia que había sido hasta entonces defensor de Savonarola.
El 8 de abril de 1498, una parte del ejército del Papa entra en Florencia. La ciudad no opone resistencia, y los ciudadanos se muestran dispuestos a entregar al fraile. Éste se esconde junto con sus seguidores en el convento de San Marcos. Mueren muchos de los que intentan protegerle. Savonarola y los suyos acaban siendo derrotados y detenidos, incluyendo sus amigos Fray Domenico de Pescia y Fray Silvestro. Poco después, Savonarola, acusado de herejía, rebelión y errores religiosos, fue conducido a la prisión de Florencia. Durante cuarenta y dos días se le somete a tortura, así como a sus partidarios. Al cabo, Savonarola firma su arrepentimiento con el brazo derecho, brazo que los torturadores habían dejado intacto para que pudiese hacerlo. La confesión fue firmada antes del 8 de mayo de 1498. Después, se arrepintió de haber firmado la confesión que le presentaron sus torturadores y ruega a Dios para que tenga misericordia de él por su flaqueza, confesando crímenes que en realidad creía no haber cometido. El día de su ejecución, 23 de mayo de 1498, todavía trabajaba en otra meditación, llamada Obsedit me, que significa "Me obsesiona".

El día fijado para su ejecución fue llevado hasta la Piazza della Signoria junto con sus fieles seguidores, Fray Silvestro de Pescia y Fray Domenico. A los tres se les quitó la ropa, fueron tratados como herejes y entregados al brazo secular donde fueron estrangulados en el garrote vil. Un testigo cuenta en su diario que el fraile tardó en quemarse varias horas. Los restos fueron sacados y devueltos a la hoguera repetidamente, a fin de que se redujeran a cenizas y sus partidarios no los trataran como reliquias. Cuando quedaron reducidos a cenizas, fueron arrojadas al río Arno, al lado del Ponte Vecchio. Niccolò Maquiavelo, autor de El Príncipe, también atestiguó y escribió sobre la ejecución. La familia Médici volvió a recuperar el gobierno de Florencia.

Savonarola era intenso, fanático y carismático en el aspecto personal. Se le compara a Lutero en su denuncia de corrupción de la Iglesia Católica, pero no estableció unas bases doctrinales que, con Lutero, llevarían al cisma de la Iglesia Católica. Sin cuestionar el dogma católico, era un adelantado de la reforma moral que iban a traer el Protestantismo y la Contrarreforma.
Después de la muerte de Savonarola, se origina en Florencia el grupo conocido como Piagnoni, para conservar su memoria, organizado en una especie de gremio. También, después de su muerte, los seguidores de la Orden de San Francisco apoyan las ideas de Savonarola, se organizan junto a los demás seguidores de Girolamo, y en 1527 expulsan de nuevo a los gobernantes de la familia Médici, estableciendo otra vez una cruel tiranía. Esta termina en 1530, en la batalla de Gavinana.
Savonarola atrajo la admiración de muchos humanistas religiosos posteriores, quienes valoraron sus profundas convicciones espirituales, pasando por alto sus siniestros excesos como gobernante de Florencia. En el siglo XX, un movimiento para la canonización de Savonarola se inicia entre los dominicos, al juzgar que su expulsión y ejecución habían sido injustas. Se inauguran monumentos a Savonarola en Ferrara, Bolonia (junto a la Basílica Patriarcal de Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos) y Florencia.

martes, 11 de noviembre de 2014

Relatos de un peregrino ruso


Los relatos de un peregrino ruso es una obra rusa del siglo XIX, que narra el viaje del narrador como peregrino mendicante a través de Rusia mientras practica la Plegaria de Jesús. No se sabe si el libro es el relato literal de un peregrino o si utiliza el viaje de un peregrino ficticio como vehículo para enseñar la práctica de la plegaria interior incesante y la comunión con Dios. El original ruso o una copia de éste estaba en un monasterio del Monte Athos en Grecia en el siglo XIX y fue publicado por primera vez en Kazan en 1884, bajo el título ruso "Cándidas relaciones de un peregrino a su padre espiritual."

La crítica erudita ha investigado la autoría de los cuatro relatos originales y de los tres suplementarios. Aleksei Pentkovsky ha argumentado que las cuatro primeras partess han sobrevivido en una redacción tardía de una obra original del archimandrita Mikhail Kozlov (1826-1884), El buscador de la plegaria incesante, y que el resto son obra de Arsenii Troepolskii (1804-1870). Los dos autores fueron peregrinos durante un tiempo.

El viaje interior del peregrino comienza cuando es impresionado al oír las palabras de San Pablo (I Tesalonicenses, 5, 17) sobre "orar sin cesar." Visita iglesias y monasterios para investigar y comprender cómo rezar sin descanso. Sus viajes le llevan  hacia un "starets" (un padre espiritual) que le enseña la Plegaria de Jesús -"Señor Jesucristo, ten piedad de mí"- y le da consejos prácticos sobre cómo recitar la plegaria ininterrumpidamente, como un tipo de mantra. El libro detalla el desarrollo espiritual gradual y las luchas del narrador, así como el efecto de la espiritualidad del narrador sobre los que le rodean. La secuela se titula El peregrino continúa su viaje

La traducción inglesa más extendida fue realizada por Reginald Michael French y publicada en 1931. En su Nota del traductor, French escribió acerca del peregrino que "todos apreciarán la sinceridad  de su convicción y unos pocos dudarán probablemente de la realidad de su experiencia." French escribió que los acontecimientos descritos en el libro "parece que ocurren en la Rusia anterior a la liberación de los siervos en 1861." French también observa que los Relatos del peregrino mencionan la guerra de Crimea, que empezó en 1853. Por lo tanto, fue entre estas dos fechas, 1853 y 1861, cuando el peregrino llegó a Irkutsk y encontró a un padre espiritual, dos de los mayores acontecimientos de los Relatos de un peregrino.

Los relatos de un peregrino ruso es uno de los manuales de plegaria más difundidos en el mundo occidental y la Plegaria de Jesús es posiblemente la oración cristiana más practicada después del Padrenuestro y el Ave María. La popularidad del libro influyó en el redescubrimiento moderno  del hesicasmo como práctica viva. El método de plegaria del peregrino descrito en el libro ha tenido una acogida variada entre los académicos y el clero.
San Ignacio Bryanchaninov escribió que el libro puede dar a un estudioso la impresión de que "la plegaria incesante del corazón", una de las metas de la práctica, puede ser lograda sólo después de unas cuantas semanas de práctica, pero que la experiencia y la preparación del peregrino son notables. Su vida, que le conducía a la práctica, y su estudio bajo un "starets" (su padre espiritual), le prepararon para los resultados beneficiosos que recibió. En una introducción positiva a la traducción de Olga Savin, Thomas Hopko describe el libro como un "clásico espiritual" que enseña que la oración incesante es no sólo la meta y la única cosa por la que vale la pena vivir, sino que es "la vida misma". Como otros clérigos, apunta que el peregrino enseña que la práctica de la oración incesante debe ser hecha con la guía de un padre espiritual y con la participación activa en la iglesia y la liturgia. Escribió que el libro está hecho para todos los que son peregrinos y que "provee de protección y alimento para el viaje, señalando los peligros y mostrando las recompensas."

 A.I. Ospiov, profesor de la Academia Teológica de Moscú, habló en una entrevista acerca de este tema. En su opinión, la dirección de la plegaria, sus pasos, la conexión del intelecto y el corazón, las acciones de la gracia en el libro, todo contradice la enseñanza de los Santos Padres y puede conducir a una ilusión. Además de a muchos Santos Padres, el profesor Osipov cita las cartas de San Teófano el Recluso, que inicialmente corrigió una de las ediciones del libro. Al final de su vida, San Teófano escribió que algunas personas no deben leer el libro porque algunos de los consejos que da no son adecuados para esas personas y pueden conducirlas al autoengaño.
El metropolitano Hilarión Alfeyev también avisa acerca de las limitaciones del método de plegaria del peregrino. Escribe que la velocidad de la plegaria del peregrino es significativamente más rápida que en las enseñanzas de San Ignacio Bryanchaninov y San Teófano el Recluso, que tampoco recomendaban usar el método psicosomático de oración. El metropolitano Hilarión escribe que San  Teófano eliminó los escritos de los Santos Padres sobre el método psicosomático de su edición del libro y retocó algunas partes que podían inducir al autoengaño. Por otra parte, el metropolitano Hilarión anota el éxito del libro y su papel en el conocimiento en Occidente de la práctica de la Plegaria de Jesús en el cristianismo oriental.
 

martes, 7 de octubre de 2014

Salmo 85. Oración a Dios ante las dificultades


1Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
2protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
3Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
4alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
5porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
6Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
7En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
8No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
9Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
10«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios».
11Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
12Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
13por tu gran piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
14Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
15Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
16mirame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
17dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Catequesis del Papa San Juan Pablo II en la audiencia general del día 16-X-2002.

Oración a Dios ante las dificultades

1. El salmo 85, que se acaba de proclamar y que será objeto de nuestra reflexión, nos brinda una sugestiva definición del orante. Se presenta a Dios con estas palabras: soy "tu siervo" e "hijo de tu esclava" (v. 16). Desde luego, la expresión puede pertenecer al lenguaje de las ceremonias de corte, pero también se usaba para indicar al siervo adoptado como hijo por el jefe de una familia o de una tribu. Desde esta perspectiva, el salmista, que se define también "fiel" del Señor (cf. v. 2), se siente unido a Dios por un vínculo no sólo de obediencia, sino también de familiaridad y comunión. Por eso, su súplica está totalmente impregnada de abandono confiado y esperanza.

Sigamos ahora esta plegaria que la Liturgia de las Horas nos propone al inicio de una jornada que probablemente implicará no sólo compromisos y esfuerzos, sino también incomprensiones y dificultades.

2. El Salmo comienza con una intensa invocación, que el orante dirige al Señor confiando en su amor (cf. vv. 1-7). Al final expresa nuevamente la certeza de que el Señor es un "Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal" (v. 15; cf. Ex 34, 6). Estos reiterados y convencidos testimonios de confianza manifiestan una fe intacta y pura, que se abandona al "Señor (...) bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan" (v. 5).

En el centro del Salmo se eleva un himno, en el que se mezclan sentimientos de gratitud con una profesión de fe en las obras de salvación que Dios realiza delante de los pueblos (cf. vv. 8-13).

3. Contra toda tentación de idolatría, el orante proclama la unicidad absoluta de Dios (cf. v. 8). Luego se expresa la audaz esperanza de que un día "todos los pueblos" adorarán al Dios de Israel (v. 9). Esta perspectiva maravillosa encuentra su realización en la Iglesia de Cristo, porque él envió a sus apóstoles a enseñar a "todas las gentes" (Mt 28, 19). Nadie puede ofrecer una liberación plena, salvo el Señor, del que todos dependen como criaturas y al que debemos dirigirnos en actitud de adoración (cf. Sal 85, v. 9). En efecto, él manifiesta en el cosmos y en la historia sus obras admirables, que testimonian su señorío absoluto (cf. v. 10).

En este contexto el salmista se presenta ante Dios con una petición intensa y pura: "Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre" (v. 11). Es hermosa esta petición de poder conocer la voluntad de Dios, así como esta invocación para obtener el don de un "corazón entero", como el de un niño, que sin doblez ni cálculos se abandona plenamente al Padre para avanzar por el camino de la vida.

4. En este momento aflora a los labios del fiel la alabanza a Dios misericordioso, que no permite que caiga en la desesperación y en la muerte, en el mal y en el pecado (cf. vv. 12-13; Sal 15, 10-11).

El salmo 85 es un texto muy apreciado por el judaísmo, que lo ha incluido en la liturgia de una de las solemnidades más importantes, el Yôm Kippur o día de la expiación. El libro del Apocalipsis, a su vez, tomó un versículo (cf. v. 9) para colocarlo en la gloriosa liturgia celeste dentro de "el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero": "todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti"; y el Apocalipsis añade: "porque tus juicios se hicieron manifiestos" (Ap 15, 4).

San Agustín dedicó a este salmo un largo y apasionado comentario en sus Exposiciones sobre los Salmos, transformándolo en un canto de Cristo y del cristiano. La traducción latina, en el versículo 2, de acuerdo con la versión griega de los Setenta, en vez de "fiel" usa el término "santo": "protege mi vida, pues soy santo". En realidad, sólo Cristo es santo, pero -explica san Agustín- también el cristiano se puede aplicar a sí mismo estas palabras: "Soy santo, porque tú me has santificado; porque lo he recibido (este título), no porque lo tuviera; porque tú me lo has dado, no porque yo me lo haya merecido". Por tanto, "diga todo cristiano, o mejor, diga todo el cuerpo de Cristo; clame por doquier, mientras sufre las tribulaciones, las diversas tentaciones, los innumerables escándalos: "protege mi vida, pues soy santo; salva a tu siervo que confía en ti". Este santo no es soberbio, porque espera en el Señor" (Esposizioni sui Salmi, vol. II, Roma 1970, p. 1251).

5. El cristiano santo se abre a la universalidad de la Iglesia y ora con el salmista: "Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor" (Sal 85, 9). Y san Agustín comenta: "Todos los pueblos en el único Señor son un solo pueblo y forman una unidad. Del mismo modo que existen la Iglesia y las Iglesias, y las Iglesias son la Iglesia, así ese "pueblo" es lo mismo que los pueblos. Antes eran pueblos varios, gentes numerosas; ahora forman un solo pueblo. ¿Por qué un solo pueblo? Porque hay una sola fe, una sola esperanza, una sola caridad, una sola espera. En definitiva, ¿por qué no debería haber un solo pueblo, si es una sola la patria? La patria es el cielo; la patria es Jerusalén. Y este pueblo se extiende de oriente a occidente, desde el norte hasta el sur, en las cuatro partes del mundo" (ib., p. 1269).

Desde esta perspectiva universal, nuestra oración litúrgica se transforma en un himno de alabanza y un canto de gloria al Señor en nombre de todas las criaturas.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Hesicasmo


El hesicasmo, hesiquiasmo o, más raramente, esicasmo (del griego; en escritura politónica: ἡσυχασμός/hēsykhasmós, derivado de ἡσυχία/hēsykhía, "quietud, silencio, paz interior") es una doctrina y práctica ascética difundida entre los monjes cristianos orientales, principalmente los de la llamada Iglesia ortodoxa, a partir del siglo IV con los llamados Padres del Desierto.
El objetivo del hesicasmo es la búsqueda de la paz interior en unión mística con Dios y en armonía con la creación. Las tres características fundamentales del hesiquiasmo son: la soledad, como medio de huir del mundo; el silencio, para obtener la revelación del futuro y del mundo ultratarreno; y la quietud, para conseguir el control de los pensamientos, la ausencia de preocupaciones y la sobriedad.

Divulgada por Evagrio Póntico en el siglo IV d. C., es una tradición inicialmente eremítica de plegaria que se mantiene dentro del rito bizantino practicada para ἡσυχάζω/ hesykazo ("mantener la quietud") por los monjes hesicastas' ( en griego, los: Ἡσυχαστής/ hesykastes). La práctica del hesicasmo se mantiene aún en el Monte Athos y otros monasterios ortodoxos. En el Monte Athos recibió un impulso decisivo a partir de Gregorio Palamás ya en el siglo XII y luego con Filoteo Kokkinos y Nicolás Cabasilas, y así en siglos posteriores mediante los escritos de místicos y teólogos recopilados en el corpus de textos llamado Filocalia.
El hesiquiasmo tuvo gran difusión en los monasterios de Constantinopla (siglo XI), en los del monte Athos (siglo XIV) y los religiosos eslavos (siglo XVIII, Rusia). Su espiritualidad tuvo gran influencia en la teología ortodoxa, impregnándola hasta nuestros días con la mística del corazón.

Con alguna razón se ha calificado al hesicasmo como una práctica que mantiene semejanzas con el Oriente, es más, muy probablemente hayan existido influjos provenientes de la India; aunque algunos sostienen que la influencia pudo ser a la inversa; la parte central de la doctrina se basa en una re-unión con la deidad y para esto se da un conjunto de prácticas fisiológicas y psicológicas; por ejemplo mantener la inmovilidad física y psíquica (para esto lo más común era mirarse fijamente el propio ombligo) mientras se recita incesantemente la llamada "plegaria a Jesús" o "plegaria del corazón". la cual consiste en una reiteración de una misma frase según el ritmo relajado de la respiración. Al decir de los practicantes del hesicasmo, la unión mística y el ilapso (la iluminación) se les manifiesta con una luz similar a la que envolvió a Cristo en el monte Tabor (en griego: Φῶς του Θαβώρ Luz del Thabor). Dice el Evangelio según San Mateo 17:1-2. 1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, hermano de Santiago, y los llevó aparte a un monte alto; 2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.

La plegaria comentada, divulgada durante el siglo XIX en el texto Relato de un peregrino ruso (de autor anónimo) dice: "Señor Jesús Cristo, hijo de Dios, ten piedad de mí que soy pecador". Este recitado se practica actualmente:
  • Libre: Permite llenar el vacío entre los tiempos de oración y las actividades ordinarias de la vida y unirse a Dios en momentos de trabajo.
  • Formal: Concentrados y con exclusión de toda otra actividad.
La postura recomendada es estar sentado, disminuir la luz, cerrar los ojos, usar si se requiere un rosario. De ese modo, se dice, puede lograrse una mayor concentración. El primer método ha permitido la práctica a los laicos que llevan una vida activa. Antiguamente se hacía con la cabeza reclinada sobre el pecho, lo cual llevó a que los hesicastas fueran acusados por sus adversarios, en particular por el monje Barlaam de Calabria (siglo XIV), de practicar una mera onfaloscopía, es decir, contemplación del ombligo. Otro opositor importante –dentro de la Iglesia Ortodoxa Griega– al hesicasmo fue Nicéforo Gregoras. Actualmente esta oración se ha popularizado en Occidente a través del texto Relatos de un peregrino ruso que propone una forma libre de oración.
Entre sus seguidores destacó Nicéforo, que ideó un «método físico» para alcanzar más fácilmente un estado de contemplación, explicado en su libro Sobre la sobriedad y la guarda del corazón.

Pese a lo aparentemente anodino de tal praxis, el hesicasmo provocó importantes conflictos en el ya desfalleciente Imperio bizantino del siglo XIV al quedar divididas a su favor o en su contra (por el quietismo implicado en el hesicasmo) las principales autoridades religiosas cristianas de tal imperio durante aproximadamente una década (ca. 1341~1351), lo que contribuyó a la debilidad ante los turcos. Con todo, en dos ocasiones un concilio aprobó como ortodoxa la defensa que Gregorio Palamás hacia del hesicasmo, primero en 1341 y después en 1351. Palamás fue nombrado arzobispo de Tesalónica y canonizado después de su muerte. Las simpatías populares estaban del lado de Palamás.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Cántico de las criaturas (Cantico delle creature). Francisco de Asís



El Cántico de las Criaturas (en italiano: Cantico delle creature; en latín: Laudes Creaturarum), también conocido como Cántico del Hermano Sol, es un cántico religioso cristiano compuesto por San Francisco de Asís (1181-1226) en dialecto umbro a finales del año 1224 o principios del 1225, cuando se encontraba enfermo y casi ciego, como una alabanza a todas las criaturas terrenales así como a las fuerzas de la naturaleza. El texto contiene además algunos elementos de la lengua latina, toscana e italiana. Es considerado como una de las primeras obras escritas en lengua italiana. De acuerdo con la tradición, este cántico fue entonado por primera vez por el propio san Francisco de Asís y por los hermanos León y Ángel, dos de sus compañeros más cercanos.

Contrariamente a otros cánticos religiosos de esa época, el Cántico de las Criaturas no se enfoca únicamente a Dios, a la Virgen o a otros santos, sino que le agradece al Creador por otras criaturas como el “Hermano Fuego”, la “Hermana Agua”, la “Hermana Tierra” y todas las criaturas del mundo. Mostraba así su creencia que todo lo creado era obra divina y que todos los seres debían tratarse como “hermanos” y “hermanas”. Además, San Francisco advierte del grave riesgo de irse de este mundo en pecado mortal.
Históricamente, el o Cántico de las Criaturas fue mencionado por primera vez en Vita Prima de Tommaso da Celano, en 1228.

Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor por la hermana Agua,
la cual es muy humilde, preciosa y casta.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.
Bienaventurados los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alabad y bendecid a mi Señor
y dadle gracias y servidle con gran humildad...

domingo, 6 de julio de 2014

Hechos de Pablo y Tecla


Los Hechos de Pablo y Tecla (Acta Pauli et Theclae) es un texto apócrifo cristiano del siglo II, escrito en griego, que narra la vida de Tecla de Iconio, joven virgen de Anatolia, a partir de su conversión al cristianismo luego de escuchar la prédica de Pablo de Tarso.

El descubrimiento de un texto copto de los Hechos de Pablo conteniendo la narración de Tecla sugiere que el abrupto comienzo de los Hechos de Pablo y Tecla se debe a que formaba parte de un trabajo más extenso. Numerosas versiones en copto y en griego, así como referencias al texto entre los Padres de la Iglesia demuestran que alcanzó gran difusión en tiempos del cristianismo primitivo. En las Iglesias orientales, la amplia circulación de los Hechos de Pablo y Tecla en griego, siríaco y armenio es evidencia de la veneración hacia Tecla de Iconio. También existen versiones en latín, copto y amhárico, algunas de las cuales tienen grandes diferencias con la versión griega. Según el teólogo estadounidense Edgar J. Goodspeed, «En etíope, con la omisión de la facultad de Tecla para predicar y bautizar, la mitad de la historia se pierde».
En De Baptismo adversus Quintillam (17:5, c. 190), Tertuliano refirió que el texto fue escrito alrededor del año 160 por un presbítero de Asia Menor, quien, al ser descubierto su fraude, se justificó diciendo que fue compuesto en honor de san Pablo. Sin embargo, no pudo evitar ser privado de su oficio. Tertuliano vituperó el uso de este texto en función de su rechazo a otorgar a las mujeres el derecho a predicar y bautizar.
La historia es presentada en el marco de los Hechos de los Apóstoles, pero el retrato que se hace de Pablo de Tarso es diferente al del Nuevo Testamento. Por otra parte, la exaltada defensa de la virginidad que realiza el texto fue un tema central en varias corrientes del paleocristianismo.

Se inicia con el viaje de Pablo desde Antioquía a Iconium, proclamando «la palabra de Dios acerca de la abstinencia y de la resurrección». Se da una descripción física completa del apóstol, que puede ser reflejo de tradiciones orales: «él era un hombre de tamaño medio, su pelo era escaso, sus piernas algo combadas, sus rodillas sobresalientes, tenía grandes ojos, sus cejas estaban unidas, su nariz era prominente, y estaba lleno de gracia y misericordia; por momentos parecía un hombre, y por momentos parecía un ángel.» Dio sus sermones en la casa de un habitante de Iconium, Onesíforo, bajo la forma de una serie de bienaventuranzas.

Tecla, una joven virgen que habitaba una casa vecina, escuchó durante días las palabras de Pablo, en especial las referentes a la castidad. Su madre, Teocleia, y su prometido, Tamyris, temieron que ella siguiera la exhortación de Pablo respecto a que «uno debería temer sólo a Dios y vivir en castidad». Reunieron una muchedumbre que arrastró al apóstol hasta el gobernador, quien lo encarceló. Tecla engañó a la guardia y se introdujo en la prisión, y se sentó a los pies de Pablo toda la noche, escuchando sus enseñanzas y besando sus cadenas. Cuando su familia la encontró, ambos fueron llevados ante el gobernador. A pedido de su madre, Pablo fue sentenciado a ser azotado y expulsado, y Tecla fue condenada a la hoguera, a fin de que «todas las mujeres que recibieron enseñanzas de este hombre puedan sentirse atemorizadas». Si bien Tecla estaba desnuda y atada a una estaca, milagrosamente las llamas no alcanzaron a tocarla, y una tormenta de agua y granizo junto con un terremoto extinguieron el fuego.
De nuevo reunidos, Pablo y Tecla viajaron a Antioquía de Pisidia, donde un magistrado de nombre Alejandro deseó a Tecla y pretendió comprarla a su acompañante. Éste negó conocerla, y Alejandro intentó tomarla por la fuerza ante lo cual la joven se defendió, ridiculizándolo delante de testigos. El magistrado la condujo ante el gobernador por haberle atacado y, a pesar de la protesta de la gente, Tecla fue sentenciada a ser devorada por bestias salvajes. Ella solicitó que se le permitiese conservar su virtud intacta hasta la muerte, ante lo cual una rica viuda llamada Tryphaena, miembro de la realeza, la tomó bajo su protección.
Según se relata en el capítulo IX, días después fue llevada a un anfiteatro y puesta en un cubil junto a una leona, la cual le lamió los pies frente a una multitud de espectadores. Luego de este episodio, regresó a la casa que la albergaba. Esa misma noche, la hija fallecida de Tryphaena se le apareció en sueños y le pidió a su madre que tomase a Tecla como hija propia y que le rogase que orara por su felicidad eterna.
Al amanecer del día siguiente, con el rechazo de su anfitriona y del resto de las mujeres del pueblo Tecla fue conducida al anfiteatro. Allí fue desnudada y arrojada a las bestias que proporcionó Alejandro. Fue salvada milagrosamente de la muerte por una leona que se echó a sus pies y que combatió a otras fieras hasta morir. Mientras se encontraba en la arena, Tecla tuvo la visión de un foso de agua que contenía leones marinos. Pensando que sería su última oportunidad para bautizarse, se arrojó al agua proclamando que se estaba bautizando a sí misma. Un nuevo milagro la protegió de estos animales, rodeándola con una nube de fuego que además ocultaba su desnudez ante los presentes.
Luego de que fracasara otro intento de matarla con toros atados a sus extremidades, el mismo Alejandro rogó al gobernador que la liberara por temor a que ambos y la propia ciudad fuesen destruidos. Ante la pregunta del gobernador respecto a quién era y debido a qué circunstancias ninguna fiera la había tocado, Tecla respondió que ella era una sierva del Dios viviente, creyente en Jesucristo su Hijo, y que por esa razón ninguna bestía logró dañarla.
Tecla se reunió nuevamente con Pablo en Myra de Licia, y luego regresó a Iconium para convertir a su madre. Durante los siguientes 72 años, vivió en una cueva que se convirtió en centro de peregrinación de enfermos. Los Hechos de Pablo y Tecla terminan con la descripción de un nuevo rescate milagroso, en el cual al final de sus días Tecla logra huir de una horda que pretendía despojarla de su estado de castidad, al abrirse un pasaje en la montaña tras el cual desaparece.

Si bien no se trata de un registro histórico, la narración es reflejo de tendencias ascéticas y de la experiencia de la persecución durante el cristianismo primitivo.
La leyenda local de la mártir Tecla de Iconio, pudo haber inspirado este episodio, en el cual se la relaciona a Pablo de Tarso. M.R. James escribió que «de otra manera es difícil establecer el porqué de la enorme popularidad del culto a Santa Tecla, que se propagó de oriente a occidente, y que la convirtió en la más famosa de la vírgenes mártires».
Alcanzó una gran difusión, a pesar de la condena de parte de los apologetas, y no sólo en sus versiones más conocidas en griego y en copto. El culto a santa Tecla se difundió a partir de Asia Menor, en particular desde Iconium (actual Konya), Nicomedia y Seleucia donde ya existía a fines del siglo IV un santuario en su honor que fue visitado por Egeria, según cuenta en su diario sobre su visita a Tierra Santa (Peregrinatio Aetheriae, 23.4).

Los eventos resumen la forma tradicional de la literatura griega del período helenístico: la peripecia de la joven y rica heroína, el rescate extraordinario y la defensa de la propia castidad amenazada, transfigurada bajo una forma cristiana, que incluye la conversión luego de escuchar la palabra del apóstol y la intervención milagrosa de Dios que protege a la santa condenada al suplicio.

Paralelamente, el texto parece reflejar una posición menos subordinada de las mujeres en el ámbito del cristianismo primitivo: Tecla es invitada por Pablo a predicar y convertir, (en la iglesia Ortodoxa es venerada como «protomártir entre las mujeres e igual a los apostoles»), es defendida por las mujeres de Antioquía de Pisidia y reúne en torno suyo a las mujeres de Seleucia. Tertuliano se lamentaba de que algunos cristianos de Alejandría se basaran en este texto para reivindicar la posibilidad de que las mujeres bautizaran y enseñaran en la iglesia.

lunes, 2 de junio de 2014

Cantar de los Cantares


Cantar de los Cantares (hebreo שִׁיר הַשִּׁירִים, Shir Hashirim), conocido también como Cantar de Salomón o Cantar de los Cantares de Salomón, es uno de los libros de la Biblia y del Tanaj.
La construcción "Cantar de los Cantares" tiene valor superlativo, análogo al de otras expresiones como "Rey de reyes" (Ez 26,7; Dn 2, 37), "Libro de los libros", "Santo de los santos" o Sábado de sábados. Este honroso tratamiento implica reputarlo "El Cantar por excelencia", superior a todos los demás y el más singular y excelso entre los de su misma clase. El nombre concretamente, proviene del capítulo 1 versículo 1 ("La canción superlativa que es de Salomón") "la canción de las canciones".

En la Biblia hebrea encabeza los libros llamados megillot y se ubica entre Rut y Eclesiastés. En la Biblia cristiana protestante se encuentra ubicado entre los libros de Eclesiastés e Isaías. En la Biblia cristiana católica se encuentra entre Eclesiastés y Sabiduría.
La introducción a este libro señala a Salomón como autor del libro, y así lo han considerado tradicionalmente las religiones judía y cristiana. Sin embargo, esta atribución supone que la obra debió componerse en el siglo X a.C., lo cual se considera inverosímil, pues, como señala el arqueólogo Israel Finkelstein, los cinco primeros libros de La Biblia no se compusieron hasta el siglo VII a.C.
La atribución a Salomón es, pues, ficticia, pues la cultura hebreo-bíblica no surge hasta el cautiverio hebreo en Babilonia. El hebreo empleado en el texto es, además, obviamente tardío y contiene algunos arameísmos e incluso influencias del griego, lo que sugiere que cuando se compuso ya estaba escrita la Septuaginta. Por todos esos motivos filológicos y por la simbología de la obra Ricciotti sitúa la redacción en el siglo IV a.C.
Su canonicidad fue puesta en duda en ámbito judío pero establecida firmemente en el Concilio de Jamnia. En la tradición cristiana siempre ha sido considerado canónico.

El Cantar de los Cantares, al no seguir un orden preestablecido, siempre ha planteado dificultades a la hora de dividirlo para su estudio. Se lo ha considerado dividido, según las diferentes consideraciones, en cinco secciones, en cinco cánticos, en seis escenas, en siete poemas y más, hasta llegar al caso extremo de considerarlo formado por veintitrés cantos. La división más moderna y aceptada es la siguiente, que consta de un prólogo, cinco poemas y dos apéndices:
  • El prólogo (1, 2-4)
  • Primer canto (1, 5 - 2,7)
  • Segundo canto (2, 8 - 3, 5)
  • Tercer canto (3, 6 - 5, 1)
  • Cuarto canto (5, 2 - 6, 3)
  • Quinto canto (6, 4 - 8, 7)
Hay dos apéndices añadidos con posterioridad (8, 8-14).

A primera vista, el Cantar de los Cantares se estructura como un poema de amor conyugal a voces o cantos alternos, ajeno a todo plan organizado y que escapa a cualquier categorización rigurosa.
Trata de dos amantes, Salomón y Sulamita, que han sido obligados a separarse, que se buscan con desesperación, declaman su amor en una forma poética altamente sofisticada, se reúnen y vuelven a separarse, siempre con la profunda esperanza de volver a estar juntos para siempre, apoyándose en la antigua premisa de que "El amor siempre triunfa".

Dado su carácter canónico dentro de la Biblia hebrea se ha dudado de que se le diera un sentido literal abogando más bien por un sentido alegórico.
Los analistas antiguos no judíos se mantuvieron fieles a esta explicación, y lo mismo hacen los judíos modernos y la inmensa mayoría de las confesiones cristianas: Dios es el perfecto esposo del pueblo creyente y, como cualquier pareja de amantes, ambos suelen sufrir desilusiones, desesperanzas y problemas. Con el cristianismo la imagen alegórica se actualizó: el cantar trata del matrimonio místico de Cristo con su Iglesia. Y aunque las correspondencias de la esposa hayan variado (la humanidad, el alma fiel del creyente) la interpretación simbólica prima durante bastante tiempo. Teodoro de Mopsuestia consideraba que el libro era una evocación de la relación de Salomón con una princesa egipcia.
El sentido literal fue vuelto a proponer por Sebastian Castellio (en el año 1537) en el ámbito judío. A partir de allí diversos exegetas cristianos entre los que se cuenta al mismo Bossuet le dan una interpretación literal que da pie para la interpretación alegórica.
La otra escuela sostiene que la obra debe leerse en el sentido literal, es decir, no es más que una colección de cantos eróticos que celebran el amor humano protagonizado por un hombre y una mujer (cosa que también mandaría la Biblia). Según algunos analistas, el libro evitaría cuidadosamente la profanación de este amor, ya que el casamiento del hombre y la mujer estaría bendito por Dios y deseado por Él. No es la primera vez, como se ha dicho, que el tema es tratado en el Antiguo Testamento, y la santidad que para la Iglesia, significa el matrimonio religioso justificaría que se lo entienda tanto de manera llana como alegórica.

La interpretación alegórica se enriquece con nuevas imágenes como la de la unión de Salomón con la sabiduría (Rosenmüller), unión entre Israel y Judá (Hug). Al mismo tiempo, la interpretación literal siguió ganando adeptos como Renan. La interpretación llamada tipológica (es decir, que al sentido literal se superpone uno alegórico dado a conocer por la misma revelación) continúa siendo defendida por autores como Miller y Hontheim.
En los años 50 se abrió una nueva forma de considerar el sentido literal: según Dubarle y Audet el cantar de los cantares es un libro que canta y celebra el amor esponsal manifestando el modo querido por Dios para su desarrollo.
A lo largo de la historia, se le han atribuido interpretaciones católicas, cristianas y cabalísticas: la Virgen María, la Iglesia como esposa de Jesús (ver Ap: 12) y la Sabiduría. En el ámbito cabalístico, se dice que la mujer simboliza la sabiduría, en tanto hace alusión a la letra escrita (de color negro en los rollos de la Toráh): "Soy morena, pero hermosa" (Ct 1:5).

martes, 20 de mayo de 2014

Hechos de Pablo


Los Hechos de Pablo es uno de los principales y más antiguos textos apócrifos cristianos y datan del siglo II. Los Hechos de Pablo fueron mencionados por primera vez por Tertuliano (ca. 160-ca. 220), quien afirmó que fueron escritos en el año 160 y que se trataba de un texto herético ya que alentaba a que las mujeres tuviesen los derechos de predicar y de bautizar. Fueron considerados ortodoxos por Hipólito de Roma (c. 170-c. 236), pero volvieron a ser tenidos por heréticos cuando los maniqueos comenzaron a utilizarlo. Su autor es desconocido y escribió acerca de los viajes de san Pablo en Asia Menor, sin mostrar dependencia alguna de los Evangelios canónicos, pero usando tradiciones orales acerca del trabajo misionero de Pablo.
El descubrimiento de una versión en copto de los Hechos de Pablo demostró que el texto estaba compuesto de:
  • los Hechos de Pablo y Tecla
  • la Epístola de los corintios a Pablo
  • la Tercera epístola a los corintios
  • el Martirio de Pablo - su muerte a manos de Nerón.
Todas estas partes a menudo fueron consideradas como textos separados y publicados independientemente, a pesar de que numerosos investigadores coincidían en que eran partes integrantes de los Hechos de Pablo. Además de las cuatro principales secciones mencionadas, el resto de los Hechos subsisten sólo en fragmentos del siglo III al siglo V:
  • La curación de Hermocrates de la hidropesia
  • La disputa de las bestias efesias
Los textos forman un conjunto coherente, y generalmente se cree que fueron escritos por un único autor en base a tradiciones orales, más que basándose en cualquier otro texto apócrifo o del canon ortodoxo. El principal énfasis del texto está puesto en la castidad y en el antignosticismo. De acuerdo a Tertuliano, el autor era un un presbítero de Asia Menor, que fraguó el texto en un supuesto homenaje a san Pablo, y fue privado de su oficio al ser descubierto. Tertuliano denostó el uso de estos escritos debido a que defendían la idea de otorgarle a las mujeres el derecho a predicar y bautizar. Sin embargo, también contenían elementos doctrinales ortodoxos respecto a la castidad y a la resurrección, además de mencionar la estrecha relación entre la pureza sexual y la salvación.
La Epístola de los corintios a Pablo y la Tercera epístola a los corintios aparecen en algunas ediciones de la Biblia Armenia.
Existe una gran cantidad de escritos atribuidos a Pablo de Tarso, o acerca de su vida y obra, incluyendo cartas, narraciones, oraciones o textos proféticos. En la apócrifa Tercera epístola a los corintios se afirma que fue escrita en prisión para corregir las interpretaciones erróneas que habían generado la primera y la segunda. En la Primera epístola a los corintios estableció que la «carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios» y que esta frase no está relacionada con los debates que luego mantuvieron los gnósticos y los cristianos proto-ortodoxos.
Un cristiano preocupado en recalcar que la gente resucitaría físicamente y no sólo espiritualmente concibió la Tercera carta a los Corintios para oponerse a lo que los gnósticos estaban diciendo, presumiblemente porque el argumento de éstos estaba ganando mucho terreno.

Los Hechos de Pablo también dan cuenta de la tradición que habla del martirio de Pedro, quien, luego de ser arrestado y condenado a muerte, pidió ser crucificado cabeza abajo porque no era digno de recibir la misma muerte que Jesús.

martes, 15 de abril de 2014

Leyenda del rey Abgaro


En la tradición cristiana, la historia del rey Abgaro de Edesa es una narración temprana sobre un milagroso icono, instalado en el corazón de la región donde la tradición iconoclasta desaprobaba fuertemente las imágenes en general, pero la leyenda de este icono las legitimaba al conectarlo directamente con Jesús.
La leyenda cuenta que Abgaro, rey de Edesa, padecía una enfermedad incurable, y oyó la fama de los poderes y milagros de Jesús, por lo que decidió escribirle, reconociendo su divinidad, clamando por su ayuda, y ofreciéndole asilo en su propia residencia; la tradición declara que Jesús le contestó la carta declinando la invitación, pero prometiéndole que después de su ascensión, le enviaría uno de sus discípulos dotado con su poder.
Eusebio, obispo de Cesarea, historiador de la Iglesia del siglo IV, registra una tradición, en su Historia Eclesiástica, I, xiii, ca 325, relativa a correspondencia intercambiada entre Abgaro de Edesa y Jesús. Eusebio estaba convencido que las cartas originales, escritas en idioma siriaco, fueron guardadas en los archivos de Edesa. Eusebio declara también que a su debido tiempo, Aday o uno de los 72 discípulos, llamado Tadeo de Edesa, fue enviado por Tomás el Apóstol en 29. Eusebio copia las dos cartas en el texto de su historia.
La correspondencia consistió en la carta de Abgaro y la respuesta dictada por Jesús. Posteriormente la leyenda se fue ampliando y se comenzó a mencionar un retrato de Jesús pintado en vida. Este retrato, supuestamente pintado por el archivista de la corte, Hanán, durante su visita a Jesús, se menciona por primera vez en el texto siriaco llamado la "Doctrina de Aday" (el nombre Addaei o Addaeus es una variante de Thaddaeus o Thaddeus), de la segunda mitad del siglo IV. Aquí se dice que la respuesta de Jesús no fue dada por escrito sino verbalmente y que el suceso tuvo lugar en 32. Esta Enseñanza de Aday es también el testimonio más temprano de una imagen de Cristo pintada en vida, venerada por el achacoso rey Abgaro V en uno de sus palacios. Las versiones griegas de la leyenda se encuentran en las "Actas de Tadeo".
El historiador Eusebio guarda una tradición (H. E., I, xii), en la que él mismo cree con firmeza, respecto a una correspondencia que tomó lugar entre Jesús y el soberano local en Edesa. Tres documentos se relacionan con ésta correspondencia: la carta de Abgar a Jesús; la respuesta de Jesús; un cuadro de Jesús, como era Él en vida. Ésta leyenda gozó de gran popularidad, tanto en el oriente como en el occidente, durante la Edad Media: la carta de Jesús era copiada en pergamino, mármol y metal, y era usada como talismán o amuleto. En la época de Eusebio, se pensaba que las cartas originales, escritas en sirio, estaban guardadas en los archivos de Edesa. En nuestros días, poseemos no sólo un texto sirio, sino también una traducción en armenio, dos versiones griegas independientes, más cortas que la siria, y varias inscripciones en piedra, todas ellas discutidas en dos artículos en el “Dictionnaire d’archéologie chrétienne et de liturgies” cols. 88 sq. y 1807 sq. Las únicas dos obras a consultar referentes a éste problema literario son la “Historia Eclesiástica” de Eusebio, y la “Enseñanza de Adai,” la cual afirma pertenecer a la época apostólica. La leyenda, de acuerdo a éstas dos obras, se desarrolla de la siguiente manera: Abgar, rey de Edesa, quien sufre de una enfermedad incurable, ha oído la fama del poder y los milagros de Jesús y le escribe, rogándole que llegue y lo cure. Jesús no acepta, pero promete enviar un mensajero, dotado de Su poder, llamado Tadeo (o Adai), uno de los setenta y dos discípulos. Las cartas de Jesús y del rey de Edesa varían en la versión que da Eusebio y la de la “Enseñanza de Adai.”
En dos lugares, el texto está tomado del Evangelio, lo cual de por sí es suficiente para refutar la autenticidad de la carta. Por otra parte, las citas son hechas no de los Evangelios auténticos, sino de la famosa concordancia de Taciano, compilada en el siglo II, y conocida como el “Diatesarón”, fijando así la fecha de la leyenda en aproximadamente la mitad del siglo III. Además, sin embargo, de la importancia que obtuvo en el ciclo apócrifo, la correspondencia del Rey Abgar también ganó un lugar en la liturgia. El decreto De libris non recipiendis, del pseudo-Gelasio, coloca la carta entre los escritos apócrifos, lo cual puede, posiblemente, ser una alusión al hecho de que haya sido interpolada entre las lecciones oficialmente autorizadas de la liturgia. Las liturgias sirias conmemoran la correspondencia de Abgar durante la Cuaresma. La liturgia celta parece haber concedido importancia a la leyenda; el “Liber Hymnorum”, un manuscrito conservado en el Trinity College de Dublín (E. 4, 2), da dos oraciones sobre las líneas de la carta a Abgar. Tampoco es completamente cierto que esta carta, seguida de varias oraciones, pueda haber conformado un oficio litúrgico menor en ciertas iglesias.
El relato dado por Adai contiene un detalle al que se puede hacer referencia aquí brevemente. Hanán, quien escribió lo que Jesús le dictó, era archivero en Edesa y pintor del rey Abgar. Se le había encargado pintar un retrato de Jesús, tarea que llevó a cabo, trayendo de regreso consigo una pintura que llegó a ser objeto de veneración general, pero de la que, después de un tiempo, se dijo que había sido pintada por el mismo Jesús. Al igual que la carta, el retrato estaba destinado a ser el núcleo de una legendaria transformación; el “Santo Rostro de Edesa” era principalmente famoso en el mundo bizantino. Debe ser aquí suficiente una indicación mínima de éste hecho, sin embargo, ya que la leyenda del retrato de Edesa forma parte del extremadamente difícil y oscuro tema de la iconografía de Cristo, y de las pinturas de origen milagroso llamadas imágenes aquiropoetas "αχειροποίητα" (“hechos sin manos”).

martes, 11 de marzo de 2014

Pistis Sophia


Pistis Sophia es un importante texto gnóstico descubierto en 1773, escrito posiblemente en el siglo II. Las cinco copias restantes, que los estudiosos sitúan en los siglos V o VI, relatan las enseñanzas gnósticas de Jesús transfigurado a los discípulos reunidos (incluyendo a su madre María, María Magdalena y Marta), cuando el Cristo resucitado había cumplido once años hablando con sus discípulos. En él son reveladas las complejas estructuras y las jerarquías del cielo, familiares en las enseñanzas gnósticas.
La divinidad femenina del gnosticismo es Sofía, un ser con muchos aspectos y nombres. Es identificada a veces con el Espíritu Santo mismo pero, según sus diversas capacidades, es también la Madre Universal, la Madre de la Vida o la Madre Resplandeciente, el Poder de lo Alto, la de la mano izquierda (opuesta a Cristo, entendido como su marido y el de la mano derecha), como la Exuberante, la Matriz, la Virgen, la Esposa del Hombre, la Reveladora de los Misterios Perfectos, la Sagrada Paloma del Espíritu, la Madre Celestial, la Errante, o Elena (es decir, Selene, la Luna). Fue prevista como la Psique del mundo y el aspecto femenino del Logos.
El título de Pistis Sophia es oscuro y se traduce a veces como Sabiduría de Fe, Sabiduría en Fe o Fe en Sabiduría. Una traducción más exacta, teniendo en cuenta su contexto gnóstico, es la fe de Sofía; Sofía para los gnósticos era una sicigia divina de Cristo, en lugar de simplemente una palabra que significa sabiduría. En una versión más temprana, más simple de Sofía, en el Códice de Berlín y también en un papiro de Nag Hammadi, el Cristo transfigurado explica la Pístis de una manera bastante oscura: "El Hijo del Hombre estuvo de acuerdo con Sabiduría, su cónyuge y manifestó una gran luz andrógina. Su nombre masculino es denominado «Salvador, generador de todas las cosas». Su nombre femenino es denominado «Sabiduría totalmente generadora». Algunos la llaman, sin embargo, «Fe».

El más conocido de los cinco manuscritos de Pistis Sophia está vinculado a otro texto gnóstico titulado sobre la encuadernación "Piste Sophiea Cotice". Este Códice Askew fue comprado por el Museo Británico (en la actualidad Biblioteca Británica) en 1795 procedente del doctor Anthony Askew. Hasta el descubrimiento de la biblioteca de Nag Hammadi en 1945, el Códice Askew fue uno de los tres códices que contenían casi todos los escritos gnósticos que habían sobrevivido a la represión de este tipo de literatura, tanto en Oriente como en Occidente, los otros dos códices son el Códice Bruce y el Códice Berlín. Aparte de estas fuentes primarias, todo lo escrito acerca del gnosticismo que llegó a estar disponible antes de la biblioteca de Nag Hammadi se basaba en citas, caracterizaciones y caricaturas en los escritos de los enemigos del gnosticismo. El propósito de estos escritos heresiológicos era polémico, presentando las enseñanzas gnósticas como absurdas, extrañas y egoístas, y como una herejía aberrante desde un punto de vista cristiano proto-ortodoxo y ortodoxo.
El texto proclama que Jesús permaneció sobre la tierra después de la resurrección durante 11 años, y fue capaz en este tiempo de enseñar a sus discípulos hasta el primer (es decir, iniciación) nivel del misterio. Se inicia con una alegoría paralela a la muerte y resurrección de Jesús y describe el descenso y ascenso del alma. Después procede a describir importantes figuras dentro de la cosmología gnóstica, y, finalmente, enumera 32 deseos carnales que superar antes de que la salvación sea posible, la superación de todos ellos constituye la salvación.
Pistis Sophia incluye citas de cinco de las Odas de Salomón, que se encuentran entre los capítulos 58 y 71. Pístis Sophía era la única fuente conocida para la redacción existente de cualquiera de las Odas hasta el descubrimiento de un texto siríaco casi completo de las Odas en 1909. Debido a que la primera parte de este texto está perdida, Pistis Sophia sigue siendo la única fuente de la Oda 1.

jueves, 30 de enero de 2014

Evangelio de la Verdad



El Evangelio de la Verdad es uno de los textos gnósticos de los apócrifos del Nuevo Testamento encontrado en los códices de Nag Hammadi. Existe en dos traducciones coptas, una casi completa en el primer códice (el Códice Jung) y otra fragmentaria en el número doce. El Evangelio de la Verdad fue escrito probablemente en griego entre 140 y 180 por gnósticos valentinianos (o, como algunos dicen, por el propio Valentín). Ireneo de Lyon lo conoció, aunque puso objeciones a su contenido gnóstico y lo declaró herético. Ireneo lo considera una de las obras de los discípulos de Valentín y el parecido de la obra con otras de Valentín y sus seguidores ha hecho que muchos estudiosos estén de acuerdo con Ireneo. El texto se consideró perdido hasta el descubrimiento de Nag Hammadi.

El texto está escrito con un fuerte acento poético (notable incluso en las traducciones) e incluye una presentación cíclica de los temas. No es un evangelio en el sentido de ser un relato de los hechos de Jesús de Nazaret, sino que es más bien una homilía. El texto está considerado por los estudiosos como uno de los mejor escritos de toda la colección de Nag Hammadi. Es altamente considerado como gran obra literaria y como exégesis gnóstica sobre varios evangelios, tanto canónicos como apócrifos. No todos los especialistas consideran que el texto sea gnóstico. Paterson Brown ha argumentado con fuerza que los tres evangelios coptos de Nag Hammadi (el de Tomás, el de Felipe y el de la Verdad) no son gnósticos en su contenido, ya que explicítamente afirman la realidad básica y la santidad de la vida encarnada, que el gnosticismo por definición considera ilusoria o mala.

El texto describe una teoría del surgimiento del Error en forma personificada. La ignorancia y el anhelo de ver al Padre crían el miedo, que se fusiona en una niebla en la cual el Error va ganando poder. Luego describe a Jesús como enviado por Dios para eliminar la ignorancia. Jesús era un maestro que confudía a los otros escribas y maestros y afirmaba que eran necios ya que intentaban comprender el mundo analizándolo según la Ley. Pero el Error se enojó con esto e hizo clavar a Jesus en la cruz. También describe cómo el conocimiento garantiza la salvación, que constituye el descanso eterno, describiendo la ignorancia como una pesadilla.

Habiendo contado la parábola del buen pastor de manera esotérica, dice a continuación que alimentar a los hambrientos y dar reposo a los cansados tiene que ser comprendido como alimentar el hambre espiritual y dar descanso a la fatiga del mundo. Sigue luego una parábola acerca de la unción cuyo significado es oscuro. Es una metáfora del conocimiento que presenta el símbolo del ánfora sellada, que significa que está llena y que se ha puesto el sello final al rompecabezas del mundo porque ya comprendemos, pero sin esto, los fragmentos de comprensión que se han reunido pueden ser fácilmente deshechos.

Aparte de una explicación final acerca de lograr el descanso por la gnosis, el resto del texto es un tratado acerca de la conexión que existe entre la relación del Hijo con el Padre y la relación de un nombre con su poseedor. El primer ejemplo de esto es la frase "el nombre del Padre es el Hijo", que debe ser comprendida de manera esotérica como que el Hijo es el nombre, más bien que el Hijo era un nombre del Padre.
A diferencia de los evangelios canónicos, este evangelio no contiene un relato de la vida de Jesús o de sus enseñanzas. Este evangelio, como otros textos gnósticos, proclama la predestinación.