miércoles, 6 de marzo de 2019

San León I el Grande (c. 400-461)


Del Sermón I de Navidad:

Nuestro Salvador, muy amado, nació hoy: alegrémonos. Porque no hay lugar adecuado para la tristeza, cuando observamos el día del nacimiento de la Vida, que destruye el miedo a la mortalidad y nos trae la alegría de la eternidad prometida. A nadie se le impide compartir esta felicidad. Hay para todos una medida común de gozo, porque como nuestro Señor, el destructor del pecado y la muerte, no encuentra a nadie libre de cargos, así también Él viene a liberarnos a todos. Que el santo se regocije al acercarse a la victoria. Que el pecador se alegre de que está invitado a perdonar. Dejemos que el gentil se anime porque él está llamado a la vida ...

Dejemos de lado al hombre viejo con sus obras: y habiendo obtenido una parte en el nacimiento de Cristo, renunciemos a las obras de la carne. Cristiano, reconoce tu dignidad y conviértete en un socio de la naturaleza divina, rehúsa regresar a la antigua desolación por una conducta degenerada. Recuerda la cabeza y el cuerpo del que eres miembro. Recuerda que fuiste rescatado del poder de la oscuridad y sacado a la luz y al reino de Dios. Por el misterio del Bautismo, fuiste hecho templo del Espíritu Santo: no hagas que las gentes huyan de ti por actos de bajeza, y te sometas una vez más a la comunidad del diablo: porque tu dinero comprado es la sangre de Cristo, porque Él te juzgará en verdad. Es quien te ha redimido con misericordia,  es quien con el Padre y el Espíritu Santo reina por los siglos de los siglos. Amén.